jueves, 24 de julio de 2008

Teatro. Heiner Müller


Argentina-Alemania. Diálogos
Samuel Beckett y Harold Pinter han sido dos de los escritores que, en décadas pasadas, más marcas firmes dejaron en nuestra dramaturgia. Fueron ellos quienes permitieron la irrupción de corrientes estéticas ajenas a nuestra idiosincrasia, pero que paulatinamente se fueron inscribiendo en nuestro horizonte hasta poder hacer de esa influencia una verdadera apropiación.
¿Qué se puede decir, en este mismo sentido, de la producción dramática de Heiner Müller? Él es sin lugar a dudas uno de los artistas que mayor renombre internacional ha logrado en las últimas décadas. Müller, inteligente discípulo de Bertolt Brecht, ha sabido como pocos producir una obra que siendo, en algún sentido, profundamente alemana, es posible de ser representada en cualquier lugar del mundo. Y Argentina no ha sido la excepción, felizmente, a esa regla. Si bien no es posible decir exactamente a quiénes ha influenciado, sí es posible sostener que ciertas rupturas que nuestro teatro se ha permitido se las debemos, en parte, al autor de Hamlet Machine. Müller supo apropiarse de los mitos para remitirse a la historia presente, Müller dominó las potencialidades de la lengua como pocos. Supo hacer de la poesía una materia dramática. Supo resquebrajar la noción de personaje y asociar ese elemento a una nueva concepción de sujeto.
Y gran parte de esos elementos han sido absorbidos aquí y allá, por unos y por otros, aunque como dijimos no podríamos decir que nadie sea aquí su discípulo, aunque sí tal vez su heredero. Müller dejó un testamento abierto para que cada quien, en función de sus propios intereses y posibilidades, tomara lo que sintiera que le pertenecía.

Fragmento del Prólogo a Máquina Hamlet. Cuarteto. Medeamaterial. Editorial Losada
ISBN 978-950-03-6337-2